
En el mar, sobre una lancha, contemplaba en el agua, los peces y los corales. Un misterio de vida, de formas, colores, tamaños y variedades, de todo cuanto veía.
Sin prisas y en silencio, gozaba de aquel espectáculo.
Los pequeños bultos de olas, lo mecían como a un bebé, captando su medio ambiente.
Este adolescente estaba en paz, sin remordimientos de conciencia, de la vida que llevaba, libre de vicios, obediente a sus padres, buscaba la paz y ser caritativo con su prójimo.
El soporte de vida que llevaba, era lo que en verdad le daba el paso, para tener gozo en el espíriutu.
Sabía que si respetaba las leyes de Dios, éstas serían su escudo, para proteger su vida, solo era necesario, hacer lo que tenía que hacer.
Tenía que crecer conforme a la voluntad de Dios, aunque a veces le costaba mucho esfuerzo y sacrificio, pero después, gozaba de paz, armonía y felicidad.
Regalos espirituales que Dios da, a los que hacen su voluntad, porque quiere lo mejor para sus hijos, porque DIOS LOS AMA…
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