
La madre tomaba en sus manos, las manitas de su bebé, las acariciaba con ternura, a la vez que las observaba y se preguntaba:
¿ Estas manos, que harán en la vida ?
¿ Qué misión tienen que realizar, para gloria de Dios ?
Y se quedaba contemplando su hermosura.
Era una familia pobre, el niño fue primogénito, de varios hermanos y con cada uno de ellos, su mamá se preguntaba lo mismo.
La madre, a cada uno lo observaba y veía que eran tan diferentes, uno de otro, física y espiritualmente, diferentes dones y cualidades, forma de ser y actuar, gustos e inclinaciones.
Cuando los veía jugar y reír, se sentía alegre y tranquila, cuando peleaban y había desunión, se entristecía y cuando llegaban a hundirse en algún vicio, se preguntaba angustiada:
¿ Se perderá de vivir eternamente, el amor de Dios ?
Era una madre entregada, totalmente a su vocación, las 24 horas del día.
Su sensibilidad de madre, vibraba los sentimientos más sutiles de sus hijos. Mientras uno le destrozaba el corazón, con su conducta, otro la llenaba de ternura y de consuelo.
Su corazón era uno y a la vez, para cada uno.
El amor hacia sus hijos, primero lo llevó en la ilusión de tenerlos, luego el llevarlos en su vientre, después en sus brazos, pero siempre en su corazón.
Aún cuando tenía que dejarlos volar en la vida, para que cada uno, realizara su propio destino.
¿ Quién comprenderá el corazón de una madre ?
Solamente Dios que las creó y ellas mismas, ya que cada madre es tan diferente, una de otra y tienen cada una, circunstancias distintas.
Madre sólo hay una y el AMOR QUE ELLAS OFRECEN, ahí está, para que cada hijo se alimente de él, lo cuide y le ayude a realizarse.
¿ Qué sería del hombre, sin una madre ?
Robots que fabrican robots.
Son programados para estas tareas y pueden producir manifestaciones externas y ficticias de cariño.
Los clonados e hijos de probeta,
¿ Cuando han sido privados de los sentimientos maternales, podrán vivir éstos ?
Es verdad, que aún aquellos que han VIVIDO EL AMOR MATERNAL, pueden caer en la soberbia y altanería.
Los hijos soberbios, con frialdad, se concretan a producir hechos y cosas, diciendo:
¿ De qué sirven los sentimientos ?
¡ Sólo sirven, para hacer a los hombres débiles y susceptibles, a cosas que quitan el tiempo y las fuerzas, para que sean más productivos, más eficaces !
¡ Fuera los sentimentales ! ¡ Fuera los inadaptados !
Estos hijos, que no han sabido valorar los sentimientos de una madre, no quisieron comprender, LA FORTALEZA ESPIRITUAL, de un CORAZÓN ENTREGADO EN EL AMOR.
La nobleza del corazón maternal, que imprimió su sello divino, en cada uno de los corazones de sus hijos y de su prójimo.
No quisieron entender, que su espíritu, era más importante que el hacer y producir, ni el amor maternal, que hace de un todo la unidad, que da armonía y paz.
El hombre está invitado , para que él y sus hijos, sean verdaderamente FELICES, viviendo y conociendo, a través de las madres, EL AMOR DE DIOS…
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