Libro Nuevo Horizonte

EL LIBRO QUE TE HARÁ PENSAR Y TAL VEZ ©

LA ISLA

De Pie en la arena, vi el mar y subí a la lancha, avanzaba mar adentro, pasaba bultos de olas y veía en el fondo del mar los corales, entre peces de colores.

Un hermoso amanecer me invitaba a la aventura.

Me dirigía a la isla que se divisaba a lo lejos.

¿ Qué había en esa isla solitaria que me llamaba la atención ?

Quería conocerla para ver cómo era y que tenía, quería desafanarme del mundo que siempre me atrapaba, entre rutinas de trabajo y compromisos sociales, eran mis ansias de estar solo, como queriendo entrar a mi isla interior y estar yo, conmigo mismo, ahí donde solo Dios y yo, en el silencio, podemos compartir el amor espiritual, el amor íntimo, la alegría de encontrarnos uno para el otro, conectados y fundidos en un solo corazón, yo para ÉL y ÉL para mí.

¿ Por qué tanto amor ?

¿ Qué le doy a mi Dios, que quiera estar conmigo ?

¿ Qué me da mi Dios, que quiero estar con ÉL ?

Llegué a la isla, bajé de la lancha, pisando una tierra nueva, nueva para mí, pues nunca la había pisado.

Al caminar sobre su playa y después entre palmeras, subí un poco y parado sobre una gran roca, volteé y divisé el mar, respiré profundamente, sintiendo su brisa que me refrescaba del calor tropical.

Parado en esa roca, oía el romper de las olas, el cantar de las gaviotas y el zumbar del viento en las palmeras, era un canto armónico de la naturaleza.

Decidí seguir cuesta arriba y al llegar a una esplanada.

Al fondo de ésta, bajo un paredón de tierra firme, divisé una cueva, entré y bajando un poco me di cuenta del silencio total que reinaba ahí adentro, me quedé absorto ante el silencio, como invitándome a escuchar algo profundo y comencé a oír la voz de Dios que me decía : 

Hijo, mi hijo predilecto, te he traído hasta aquí para alimentarte de mi espíritu y fortalecerte en mi amor y de nuevo un gran silencio reinaba en esa cueva.

Yo no sentía miedo, sentía mucha paz, paz de saberme amado de Dios, escogido por ÉL y de estar con ÉL.

¿ Que antes no estabas con ÉL ?

Sí, pero no me daba el tiempo de escucharlo y en ese silencio, me llegó de nuevo la pregunta

¿ Por qué me ama tanto ?

¿ Qué le doy a mi Dios, que quiera estar conmigo ?

¡ NADA ! ÉL no está esperando que le dé algo, solo espera que yo reciba el amor que ÉL me da, como un bebé en manos de mamá.

Cuando madure ese bebé, dará los frutos de ese amor, así como una semilla que se convierte en árbol, es cuidado y después da frutos exquisitos.

¿ Y qué me da mi Dios para que yo quiera estar con ÉL ?

Me ha dado su amor, dándome la vida; me dio mi cuerpo físico y espiritual, para realizar ciertas obras, me ha dado libertad y da la vida por mi.

En la medida que lo conozco, me enamoro más de ÉL, pues siempre está más cerca de mí, de lo que me imagino.

Yo le fallo a veces, pero ÉL nunca me abandona, me perdona y me sigue amando

Su amor me da seguridad, confianza y mucha paz.

ÉL ha pasado a ser lo más importante en mi vida, por eso cuando regresé a la vida cotidiana y quería escuchar su voz, cerraba la puerta de mi recámara, apagaba las luces y me acordaba de aquel momento especial, para sumergirme en la intimidad con Dios…

 

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