
Un grano de sal en la tierra, junto al mar, su blancura resaltaba sobre la misma tierra, se hacia notar por quien pasara.
¿ Pero quien le daba importancia ?
Una señora llevaba de la mano a su niña de un año, se quedo contemplando las olas y al soltar a su niña por un instante, esta se agacho y se llevo a la boca, ese grano de sal.
La naturaleza le compartía su riqueza y una nueva experiencia, que quedaría gravada en su mente y su corazón.
Le gusto ese sabor el cual lo relacionaba con la compañía amorosa de Mamá.
Asi como relacionaba esa experiencia, relaciono muchísimas mas, de tal manera, que toda su niñez estaba envuelta de amor maternal.
Un sello que duraría para toda su vida.
Un sello que llevaría implícito, paz, armonía, delicadeza, ternura, paciencia y la alegría; si, la alegría de llevar a Dios en el alma.
Con eso fue creciendo en su familia y cuando se casó, supo transmitir la herencia reservada para los hijos de Dios.
Herencia de Amor, Gracia, Dones, Virtudes, Herencia de Felicidad…
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