Libro Nuevo Horizonte

EL LIBRO QUE TE HARÁ PENSAR Y TAL VEZ ©

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Amanecía con un brillante sol, lleno de vida, éste iluminaba a la blanca gaviota, volando sobre la superficie interminable de este planeta.

Hacía un viento fresco y suave que impulsaba a la gaviota a volar y volar, con la mirada hacia el horizonte.

La gaviota desconocía por completo con qué novedades se encontraría, así pasó un largo rato viendo despertar el amanecer, entre nubes de colores que iluminaba el Sol.

Tranquila, sin prisas y en paz, volaba la pequeña gaviota que tenía poco de haber despertado a la vida.

Todo le era nuevo, lleno de vida y todo lo que le atraía le parecía interesante.

Nada le preocupaba, no había precipitación en su corazón, sólo sentía y gozaba de esa felicidad que posaba en su alma y se decía:

No sé de dónde vengo ni a dónde voy, pero hay una fuerza que me impulsa a volar al horizonte.

La gaviota se sentía feliz.

Para ella era aquello tan bello, pero tan normal, porque en el corto tiempo que tenía en la vida, era lo único que había vivido y conocido.

Su espíritu gozaba de esa vivencia, en ese momento no deseaba más que lo que vivía.

Un día ya cansada de volar bajo los rayos del sol, que cada vez eran más intensos, se posó en una fresca rama de un pequeño arbusto.

Observando a su alrededor, no veía más que arena, uno que otro arbusto, cielo y sol.

En aquella inmensidad de arena se miraba, se veía insignificante, y se preguntaba:

¿ Para qué estoy aquí ?

Nací y lo único que he hecho es volar y contemplar estos paisajes.

¿ Acaso las gaviotas tenemos que realizar algo especial, aparte de volar y contemplar ?

Pues sí acaso es así, lo ignoro, no se me ocurre nada.

¿ Acaso volar más aprisa ?

¿ Mantenernos volando en el mismo lugar ?

¿ Conocer el mayor número de paisajes posibles ?

¿ Disfrutar siempre de eso ?

Pues no sé, pero si eso es, me daré prisa.

Comiendo y descansando lo necesario, la blanca gaviota inició sus giras por el desierto, así pasaron tres semanas.

Una noche al estar contemplando las estrellas, se decía:

Antes lo gozaba y hoy me está pareciendo monótono y cansado, tal vez porque para mí misma, pasó a formar parte de esto una obligación.

¿ Acaso toda obligación es cansada y monótona ?

Tal vez el fin de las gaviotas, de dedicarnos a volar y contemplar los paisajes

¡ No me convenció ! Entonces,   

¿ Para qué estoy aquí ?

Luego vio una parvada de gaviotas que se dirigían hacia sus hogares.

Voló cerca y las contemplaba, veía como el macho atendía a su hembra y le llevaba lo necesario para vivir, mientras ésta cuidaba de sus crías.

Le gustó aquello, pero dijo: Eso me parece más cansado que andar viajando y conociendo, ahorita no se me antoja, no le hallo sentido sacrificarme tanto.

Luego observó a otras gaviotas y vio que incitaban a las demás para que compraran de sus granos y adquirir cierta ganancia.

Cada cosa que veía la gaviota, trataba de encontrarle sentido.

Veía que unas gaviotas hacían una cosa y otras hasta lo contrario.

Cada día se sentía más confundida, ante la respuesta del fin para el que existía.

No sabía para dónde volar.

En este conflicto, decidió buscar la verdad, para vivir con sabiduría.

En su búsqueda de la verdad, lo primero que ésta le reveló, fue que la conociera, a ella misma, sin manchar su alma y lo segundo, que tenía que comprometerse, hasta dar la vida por ella, así lo hizo…

Comenzó por platicar con cualquier gaviota que se encontraba, preguntándoles una cosa tras otra, del porqué y para qué de lo que hacían, del sentido de su vida.

Unas la ignoraban, otras le contestaban bien o malamen­te y otras la maltrataban para que ya no molestara más.

A través de sus investigaciones conocía la verdad y trataba de vivir con sabiduría.

Desde ese instante su vida cambió, voló hasta los cielos, tan alto como pudo.

Ya no eran los mismos pensamientos que antes tenía, “hoy su mente le daba un nuevo sentido a todo lo que pensaba, observaba y vivía, era otro el motivo que la movía, diciendo así:

Lo que fui, se grabó en mi vida;

lo que soy, lo transmito ahora y

lo que quiero ser, me motiva para siempre.

Ya no se aburrió, ni pensaba en su cansancio, sólo en aquello que amaba tanto…

 

 

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