EL RAYO TRASCENDENTAL
Vi un rayo de luz que se filtraba en la cueva, caía sobre el suelo, iluminando una pequeña piedra, me acerqué y sin tocarla la miré a distancia.
Al ver la coincidencia y al contemplarla, se me venían a la mente varios pensamientos :
¡ Qué suerte tuvo esa piedra de haber sido iluminada ! pero,
¿ por qué suerte ?
¿ Cuál es la diferencia de estar a obscuras a estar iluminada ?
Es la primera vez que yo la veo, tal vez tenga años o siglos siendo iluminada todas las mañanas, por ese rayo de luz.
Las demás piedras que están bajo tierra, aún no las conozco, sin embargo por la luz, ésta me llamó la atención.
¿ Qué se ha ganado la piedra por ser iluminada tanto tiempo ?
Si yo no existiera, tal vez todos ignorarían que existe esta piedra, si lo supieran mis amigos
¿ Qué han ganado ?
Ellos han conocido millones de piedras y a la vez las ignoran todos los días.
Aquel rayo que iluminaba a la piedra, invitaba al joven a seguir observando y éste continuaba pensando,
¡ Yo puedo cambiar el destino de esta piedra !
La puedo mover y enterrar y así ya no recibirá la luz, o puedo dejarla ahí para que le siga dando el rayo de luz.
En este momento se le vino un pensamiento más :
Si la muevo de lugar, yo intervengo en su estado actual y si no la muevo, para la piedra no tuve ninguna influencia, al contrario, ella me influenció a pararme a distancia y que se me vinieran a la mente todos estos pensamientos.
El joven comenzaba un dilema, si moverla, llevársela o dejarla donde mismo.
Había en la cueva un silencio total, el joven parado a distancia, contemplando la piedra bañada de luz y la piedra inmóvil recibiendo el destino de luz que le tocaba vivir.
¿ Vivir ? ¡ No vive, solo recibe !
Comentó el joven : es algo inerte, no piensa, no siente, no decide.
De pie, el joven comenzaba a hacer la diferencia entre él y la piedra y al verse a sí mismo, observó que otro rayo de luz se había colocado hasta tocarlo a la altura del corazón, se dijo a sí mismo :
Si yo no me moviera de aquí, todos los días me tocaría vivir este rayo de sol en mi corazón y estaría recibiendo en mi corazón, lo que la piedra recibe y
¿ Qué llegaría a experimentar ?
La piedra no siente, pero mi corazón sí y si estoy en contacto con mí corazón,
¿ Qué llegaría a pensar ? y
¿ Después de pensar, que llegaría a hacer ? y
¿ Después de hacer, quién llegaría a Ser ?
¿ Acaso otra piedra ?
¡ No ! no puedo llegar a ser una piedra, a menos que dejara de sentir y de pensar.
¿ De dónde viene ese rayo ?
El joven trató de meterse en la vivencia de la piedra y lo mejor que encontró en ella, fue la luz que le llegaba de lejos.
Entonces trató de meterse en la luz y lo mejor que encontró en ella, era la fuente de donde venía.
Trató de meterse en el sol, para ver de dónde venía y lo trasladó al principio del universo, hizo un esfuerzo más por meterse en el principio del universo y lo mejor que encontró, fue el amor.
Quería responderse cuál era el principio del amor y se encontró con el ser, aún continuaba queriendo encontrar el pricipio del ser y ya no pudo continuar, porque Éste no tenía principio ni fin, porque Él es la verdadera fuente del amor, La Causa de las Causas…
Entonces descubrió que lo importante no era influir en la piedra, moviéndola de lugar, lo importante era haberla tomado como medio para llegar a dar con la Fuente del Amor.
Siguió su camino sin tocar la piedra que iluminó su propio destino, para que tal vez, algún día, otro ser humano, llegara a ver su destino a través de ese rayo de luz, reflejado en esa piedra y encontrarse reunidos en la fuente del Amor…
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