LA MIRADA PENETRANTE
Su mirada, penetraba la mirada de esa bella mujer, el corazón de ella estaba abierto como un jarrón, recibiendo el agua viva de ese amor que éste le daba.
Era el único amor que llenaba por completo ese hueco, que nadie podía llenar, ni su esposo, ni sus hijos, ni sus padres y hermanos, ni siquiera sus mejores amigas.
¿ De quién era esa mirada ?
¿Por qué solo esa persona podía llenar tan semejante hueco, que la hacía llenarse de paz, tranquilidad, alegría, confianza y salud espiritual?
Desde niña se lo habían presentado, Él había curado muchos cuerpos y almas enfermas, Él siempre ha sido el mejor médico.
Cuando ella era adolescente, vivió momentos muy intensos positivos y negativos, cuando los sentimientos negativos prevalecían, se hundía en la tristeza, en la depresión, con ganas de ya no vivir, pero la barca de salvación Él se la había dado, dándole una razón fuerte y profunda que la sostenía, porque ella confiaba totalmente en Él.
Así fue creciendo, fortaleciéndose en saber recibir el amor de Él, para darlo a los demás, con un espíritu de fe y de esperanza.
Esta postura de ella, fortalecía a los demás, muchas veces sin darse cuenta, como el viento que pasa y a su paso riega las semillas, que luego dan fruto en tierra buena.
Una tarde al estar viendo el bosque desde su cabaña, sintió mucha flojera de ir a cuidar a su abuelo enfermo, al cual, lo acompañaba dos veces por semana y se puso a pensar :
Esto ya me ha pasado varias veces, pero cada vez que venzo mi flojera y lo hago, regreso con un sentimiento de satisfacción por el deber cumplido, pues somos muy pocos los que podemos ayudar al abuelo enfermo, descubro que el que no vive para servir, no sirve para vivir, puesto que cuando alguna vez dejé de hacerlo por flojera, además de que el abuelo me reclamaba, sentía insatisfacción en mi corazón y pesadez.
El tiempo que me di descansando, bajo los árboles del bosque, en vez de hacer mi obligación, no compensaron la satisfacción de ayudarlo, solo me trajo preocupación de como estaría necesitado de mi ayuda.
Cuando ella se decidió a darse más y mejor a los demás, con el amor que recibía de esa mirada penetrante, se llenaba su corazón de alegría, de agua viva y elevaba su oración diciendo :
Jesús eres el más importante en mi vida, solo tú llenas el hueco, que nadie puede llenar, porque tú eres Dios y solo Dios alcanza a llenarlo.
Te doy gracias por el gran amor por nosotros, al sacrificarte, dando tu vida en la cruz, para luego llevarnos al cielo que nos tienes prometido y ahí gozar en el amor eternamente, GRACIAS, MUCHAS, MUCHAS GRACIAS…
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