FORMANDO UNA FAMILIA

Una hermosa adolescente soñaba en su futuro, deseando viajar, conocer, vivir, experimentar…

La vida en sus manos y el Amor que la llama a fundirse en Él.

Idealiza una relación con su príncipe azul, sueña despierta, sus sentimientos se hacen susceptibles a cualquier influencia, hay cambios en su cuerpo, va madurando, hasta estar preparada para dar vida.

Las oportunidades y las circunstancias se van presentando para desarrollarse a través de ellas.

Las oportunidades son para quien las espera.

Un día saliendo del templo, donde fue a adorar a Dios, conoció a un muchacho.

En otra ocasión, en una fiesta conoció varios más a través de su primo con el que convivía y a través de su amiga, le presentaron otros jóvenes. 

En su interior iba analizando y evaluando cada amistad, era un trabajo apasionante que se daba dentro de ella. 

¿ Quién me gusta ?  

¿ Quién me cae mejor ? 

¿Con quién me la paso más a gusto?

¿ Me identifico con él o no ?  

¿ Me gusta cómo me trata ?  

¿ Me respeta ?  

¿ Respeta mis sentimientos ? 

¿ Se interesa en mí ? 

¿ Será el Amor de mi vida ? 

¿Debo continuar con su amistad? 

¿ Que valores morales tiene ? 

¿ Lo aceptaré como es ?

Y en la convivencia con cada uno, divisaba un bufete de oportunidades como un abanico que se abre.

Su Mamá fue un pilar muy importante que le ayudaba a reflexionar, al ser escuchada por ella y de su papá tomaba un modelo importante en esa convivencia.

Aceptaba ciertos consejos que le servirían para dar una buena decisión.

Aceptó ser novia de uno de sus pretendientes, comenzaba a madurar su relación, hubo momentos de mucha ilusión y momentos de desilusión, porque no correspondían los hechos, con lo que ella esperaba.

Llegaron a terminar una vez y con dolor afrontaba su nueva realidad  

¿ y ahora qué ?

¿ Que va a ser de mí ? 

¿ Que quiero ? 

¿Valió la pena haber terminado? 

Me siento sola.

La esperanza la sostenía en llegar a encontrar lo que buscaba.

Al ponerse a meditar vio la necesidad de evaluar la relación que había tenido.

¿ y si acepto ese defecto de él, podré ser feliz ?

y él se preguntaba lo mismo de ella.

Era como un ceder para ganar, negociar antes que perderlo todo.

Era como invertir para ganar en un futuro.

Decidieron ambos reencontrarse, continuar con su noviazgo.

Cuando pasaba una incomodidad de alguno de los dos, la comentaban y gracias a la comunicación sincera, respetuosa y siempre con la verdad, pudo madurar su Amor,

en base al Amor verdadero por el que fueron creados el uno para el otro.

Se casaron ante Dios y Dios los ayudaba en su vida cotidiana para que siguieran madurando en saber dar y recibir, corregir y decidir, perdonar y respetar cada momento de su vida conyugal.

Ahora ya han pasado 15 años de matrimonio, tienen 2 niñas y un niño.

Ya no son los mismos problemas de antes, hoy tienen nuevos retos que enfrentar juntos, sorpresas de trabajo, sorpresas de salud, sorpresas en la educación de sus hijos y muchas sorpresas más.

En momentos de conflictos sentimentales y emocionales, sienten la tentación de desertar, Pero la razón, su Amor y su Fe en Dios, los sostiene, los alienta y los motiva para seguir subiendo esa escalera de madurez en el Amor.

Ya no es el canto y la flor que los une, hoy los une el fuego del Amor Verdadero que se ha forjado en la voluntad, en el ejercicio de las virtudes de Fe, esperanza y Caridad.

Se llenan de satisfacción y felicidad al ver los obstáculos que han brincado, las tentaciones que han superado para no caer en el mal y gozar del deber cumplido.

Mucho tuvieron que perdonarse, mucho tuvieron que esforzarse, mucho tuvieron que donarse uno al otro, por eso hoy abrazan a sus hijos como una verdadera familia que le da ¡ Gloria a Dios !

Porque gracias a ÉL son y han hecho las obras de Amor, como fruto del Amor que verdaderamente los nutre y los une…

 

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