EL ESTUDIANTE
Conocí un estudiante en el campo, entre verdes matas y el azúl del cielo.
Estaba sentado en la rama de un frondoso árbol, estaba ahí en paz indescriptible, viendo al horizonte a través de las montañas, bañadas de blanca nieve y en sus adentros decía :
¡ QUÉ FELIZ ME SIENTO AQUÍ !
Qué tranquilidad y que aire tan fresco se respira y se disfruta, ningún otro pensamiento pasa en mi mente, más que la vivencia de este cielo terrenal, que es el espíritu puro y libre presente en mí.
Todo paz, dulzura, claridad, armonía, amor…
Pero qué triste se ponía el estudiante cuando sabía que tenía que partir a sus labores, dejando ese manjar de cielo terrenal.
Un día después de estar en ese lugar tan increíble y al ver que tenía que partir a sus labores, se puso a pensar :
¿Cómo haré para disfrutar este lugar, en cualquier sitio, en cualquier momento, en cualquier situación, con quien quiera que esté?
Si la vivencia que habita en mí, es lo más hermoso de este lugar, entonces,
¡ Será lo más valioso que llevo en mí a cualquier lugar, en cualquier momento, en cualquier situación, con quien quiera que esté !
Pensaba el estudiante : si me quiero llevar esta vivencia de paz, felicidad, de amor y lo único que me llevo es la tristeza, b… bueno, por lo menos ya soy capaz de llevarme algo.
Sin duda, lo único que me llevo es lo que forma parte de mí.
Y ¿ Qué forma parte de mí ?
Aquello que se me ha dado o que yo he decidido tomarlo, así como he decidido venir o no venir a este lugar tan increíble.
De esa manera, con mi libertad dejaré la tristeza y tomaré esta vivencia.
Al caminar el viento de vida y sabiduría me irá dando a conocer el camino para alcanzar el ÉXITO.
El estudiante partió feliz, ya no se entristeció en sus labores.
Sin darse cuenta despedía un nuevo aroma y todos notaban un nuevo brillo que despedía, contrario a su forma de ser habitual.
Ese día brilló como el sol…
..