EL CIELO PROMETIDO
En sus últimos momentos respiraba con dificultad, a su edad de 95 años vislumbraba su destino incierto
¡ Sabía que pronto moriría !
tal vez de esa recaída ya no se levantaría.
¿ A ´donde irá mi alma ? Señor, siempre he tenido fe en ti, pero me da miedo mi debilidad, sé que soy débil, ciega y pecadora, todo lo espero de tu misericordia.
¡ Llévame al cielo, por favor !
¡ te amo ! ¿ Cómo será el cielo ?
Pienso que es a semejanza de un ciego de nacimiento, que se imagina los colores, tal vez relacionándolos con texturas, sonidos, olores o experiencias emocionales, pero no sabe como son en realidad.
Nadie vio, ni se imaginó lo que nos espera en el cielo.
Sí señor, así te ha parecido bien y mucho mejor que lo que nos podamos imaginar o esperar…
¡ Vivencia eterna de amor sublime, fiel puro y bello !
Si tu no nos hubieras dicho que nos ibas a preparar un lugar, para que donde estés tú, estemos todas las personas que te amamos, serían puras ilusiones falsas, producto de la ilusión, imaginación y autosugestión.
El cielo es tan real, como tú estuviste aquí en la tierra con nosotros y sigues presente…
En esta hora crucial, gracias por darme la paz.
Paz por tu perdón, por la vida que entrego a tu servicio, paz por el deber cumplido, paz que me das por la fe y confianza que he puesto en ti.
¿ Por qué ? Por el conocimiento que tuve de ti, a través de tu ejemplo, de ver las obras que realizaste en aquel tiempo y las sigues haciendo en cada persona que se deja guiar por tu luz, por conocerte a través de los sentimientos y emociones, a través de la oración, personas ejemplares, vivencias que reforzaron día a día tus promesas…
¡ Solo amando es como te podemos conocer verdaderamente !
Porque el que no ama, se queda como el ciego de nacimiento, que únicamente tiene un concepto lejano de los colores.
No he sido perfecta en el amor, así que te conozco imperfectamente.
Si me llevas al cielo, ahí empezaré una nueva vida en el amor, porque ya “veré “ en verdad quién eres tú, ya no sería solamente mi concepto, sino la verdad frente a mí.
¡ Señor, pronto está mi muerte !
Sé que eres justo y más que eso, eres misericordioso
¡ Espero en ti ! La anciana cerro sus ojos para siempre y todos sus familiares y conocidos, comentaban entre sí
¡ Fue una santa ! Siempre nos demostró su amor, nos ayudaba y era muy piadosa, Dios la tenga en la vida eterna, pero como no sabemos el juicio de Dios, sigamos pidiéndole por ella…