EL CIELO ME ESPERA
Un copo de nieve cae lentamente, sobre el llano nevado.
En el paisaje blanco, la neblina parece un puente que une la tierra con el cielo, no se distingue dónde termina uno y dónde comienza el otro.
La neblina se parece a la sonrisa de Dios, no se sabe dónde termina la parte humana y dónde empieza la divina, como cuando desde el cuerpo humano, se eleva el espíritu de las almas puras para alabar a su creador.
Es la comunión espiritual que transforma lo humano en divino, para fundirse en la esencia que las hace ser.
Soy, pero no podría haber sido, sin embargo, soy. ¡ Un milagro ! Fui traído a la vida y aquí estoy.
¿ Cuantas posibilidades hay de no haber sido, pero ¡ aquí estoy !
¿ Para qué ? ¿ Que me espera ? Gozar, sufrir, experimentar, acumular experiencias
¿ Para qué ?
¿ Con que propósito fui traído a la vida ?
y no soy el único, muchos están aquí a mi rededor en este pueblo y en este mundo.
Veo que cada uno tiene Dones y cualidades diferentes, el que nos trajo a este mundo, parece que tiene un propósito muy específico, yo no soy como aquel, ni como aquella, tengo características personales y nadie es igual que yo, algunos parecidos, pero nadie igual que yo.
¡ Ya estoy aquí !
¿ Que voy a hacer con todo lo que se me ha dado ?
En lo que he vivido he descubierto dos caminos, el bien y el mal, lo que me hace bien y lo que me hace mal.
Si se me dio la vida, no puedo ir en contra de ella, porque iría en contra de mi creador, porque me hizo con un propósito.
¿ Con qué propósito me hizo ?
El silencio se hacía tan fuerte, que solo esperaba un susurro para dar respuesta a mi pregunta.
El silencio se prolongaba y parecía que la razón, no tenía razón de ser, pues no tenía los elementos necesarios para trabajar la respuesta.
Sopló un viento tranquilo, que acariciaba mi rostro y ante esa caricia, sentía mi cuerpo
¡ Mi cuerpo vivo ! Comencé a oír a lo lejos, alguien que se quejaba, fui a ver quién era y me encontré con una joven que, al esquiar, se había torcido un tobillo, tenía un esguince.
Le ayudé a llegar a su cabaña, madre de tres hijos, salió su esposo a su encuentro, la atendió y me despedí, los dos se mostraron agradecidos conmigo.
Eso me hizo sentir útil y esa experiencia me llevó a pensar que ESTOY PARA SERVIR.
Sí, al servir siento en mi interior un gozo, un gozo que no es egoísta, que trasciende en bien de los demás y al mismo tiempo me hace bien a mí.
Una vez quise sentir ese gozo y serví a un amigo, pero ese goce desapareció, entonces me di cuenta que cuando me busco a mí mismo a través de los demás, me siento egoísta, utilizando a los demás para mi propio bien.
Esta experiencia me hizo reflexionar, que el gozo verdadero se da cuando doy algo sin esperar recompensa, a la vez, esto me hizo pensar en mi creador.
¿ Mi creador me creó para sentirse bien ÉL mismo o para que yo fuera feliz, sin esperar nada mío ?
Él te creó para compartirte su infinito amor, solo espera una cosa, que tengas Fe en Él y lo obedezcas en todo lo que te mande, para tu propio bien, porque te conoce y conoce el camino que debes de seguir, para poder gozar eternamente del don que te compartió.
¿ Cual Don ? El Don de la vida, el Don del amor y de la gracia. Pero
¿Por qué la mayoría no lo obedece?
Porque no lo conocen bien y al conocerlo no le han creído, solo creen en cosas de este mundo, pero no en una vida plena y eterna en Dios.
Para mi esto es un misterio muy grande.
Guardé silencio y pude escuchar la voz de Dios que me hablaba con amor.
Su amor bajó lentamente a mi corazón, como el copo de nieve cuando cae.
Me renovó, me dio su gracia y me inundó de paz.
Su sonrisa me envolvía como la neblina para comenzar a gozar del cielo, desde aquí en la tierra, parado en la blanca nieve…