EL BESO

Le dio un beso él a ella y sus cuerpos se estremecieron de amor.

No fue la pasión lo que los estremeció, sino su espíritu que llevaba el amor verdadero.

Nació del conocimiento, de la apertura, del perdón, la aceptación y respeto.

Con responsabilidad daban un paso y otro paso en su noviazgo, para conocerse en su modo de ser, de sentir, de actuar y reaccionar, ante tantos estímulos de la vida.

Su amor querían fincarlo sobre roca y no sobre arena.

¿ Cuál es la roca y cuál es la arena  ?

La roca es el fundamento que los sostiene ante las tormentas, ríos y huracanes que pasan sobre ellos, sobre sus valores, pensamientos, sentimientos y actitudes, ante lo espiritual y lo material.

La arena es lo superficial, la apariencia, la vanidad, la mentira, la incapacidad de perdonar y de llevar a cabo un compromiso, la inconstancia, la impiedad, la infidelidad e incredulidad.

¿ Sobre qué roca estaban fincando su noviazgo y que frutos buenos o malos llegaron a dar ?

Un día paseaban por el parque tomados de la mano y mientras caminaban, venía caminando una mujer muy hermosa que al novio le pareció muy atractiva, la novia dándose cuenta con una mirada, le preguntó al novio  ¿ Te gusta ?  y él respondió :  Es bonita.

La novia se sintió insegura, pero las palabras de él le dieron seguridad al decirle  :

Habrá mujeres más bonitas que tú, pero a mí me interesa seguirte conociendo porque para mí

es más valioso tu espíritu y tu forma de ser y actuar, el físico con el tiempo se arruga, se enferma y muere.

En cambio, tu espíritu me da luz e ilusión de vivir, porque veo que tu amor es sincero, puro fiel e incondicional.

¿ De qué me sirve acariciar el cuerpo, si esa alegría solo se queda en el tacto y al terminar este, solo queda amargura y soledad  ?

¡ Yo quiero amarte de verdad  !  Por eso quiero llegar casto al matrimonio y vivir el amor puro.

¿ Y tú qué opinas  ?

Ella se sonrojó, cambiando su celo por un sentimiento favorable hacia él.

Este sentimiento se fue reforzando en su convivencia diaria, hasta que llegó un día que ambos decidieron unir sus vidas para siempre.

Dios bendijo su matrimonio, formando una familia y hoy al renovar sus votos, después de 25 años, el beso que se dan los estremece nuevamente de amor, porque cada uno lleva en el corazón el historial del otro, que los hace seguir caminando juntos, fieles uno al otro, junto con Dios que los ha sostenido en muchas pruebas.

Pruebas de salud, económicas, modos de pensar, de hacer las cosas y hasta sociales.

Los dos se arrodillan ante el altar para dar gracias a Dios y pedir fuerzas para seguir adelante.

Siguen unidos en el amor porque su roca firme está en Jesucristo que es Dios su salvador, que les ha dado a conocer el camino que lleva al amor verdadero y a la felicidad…