MI DESTINO
De pie en mi embarcación, mi mirada se extendía a lo lejos, en el horizonte del mar, donde el sol deja caer sus rayos, sobre aguas desconocidas.
Un misterio de conocimiento me tenía absorto, porque imanaba rayos de luz que me invitaba a volar en espíritu a grandes distancias y grandes alturas.
Era el imán del amor, pues fui hecho por el amor de Dios y a Él tengo que volver
¡ Es mi esencia ! Es la sangre que corre por mis venas, es mi necesidad espiritual, que me llama a ser uno con Él.
Esa necesidad debe ser saciada en el camino correcto y con pureza, de otra manera se contaminaría y no lograría su objetivo.
Es una misión muy delicada, tan delicada como un vaso de vidrio, que al romperse ya no puede retener esa agua viva.
¡ Pero no soy perfecto, es tan fácil que me equivoque !
¿ Quién podrá lograrlo, si todos estamos sujetos al error ?
¿ Este llamado es una utopía ?
¿ Una fantasía humana, para llevar una vida más llevadera en este mundo ?
¡ No ! Es una realidad espiritual, que solo los que tiene FE, tienen la herramienta espiritual para lograrlo y con el perdón de Dios misericordioso repara el vaso roto para tener un triunfo definitivo y eterno…
El que no tiene fe, no comprende esto.
¿ Y como se adquiere esta fe y en quién se debe de creer ?
La fe es un don que Dios da en el bautismo en su hijo Jesucristo y Él da el perdón, la gracia y la fortaleza para volver al camino cuando se caiga en el error.
¡ Ahaaa , ¡ Entonces no vamos solos, Él es nuestra fuente de amor y en verdad nos ama !
Al pensar eso, mi cuerpo se estremeció de amor, mi sangre corrió por mis venas como queriendo alcanzar su objetivo.
La ilusión brilló en mi corazón, como el sol más brillante de luz blanca, que nos hace ver con claridad, sin hacernos daño alguno.
La certeza de llegar a mi verdadero destino era total, desaparecieron las dudas y los miedos en mi interior.
Mi voluntad se fortaleció renovándome en ese nuevo rumbo, en ese nuevo horizonte que debo de recorrer…
Subí las velas y el viento del espíritu me llevaba, como una madre lleva a su bebé en brazos, donde palpita la paz y la seguridad, confirmando éstas al despertar.
Al ir creciendo camina y ve lo que ha recorrido, para continuar creciendo y avanzando a ese nuevo horizonte…