UNA VIDA SENCILLA
Guardaba un gran misterio en su corazón, muchos notaban en ella una forma de ser especial y diferente a las demás, ella misma no comprendía bien el misterio, en el que se empeñaba en guardar con tanto cuidado.
¿ Qué sería eso que guardaba con tanto respeto y dignidad ?
Unos la juzgaban de tímida, otros de anticuada y pocos más la ignoraban, porque ella prefería escuchar y observar, que darse a conocer o llamar la atención.
En los grupos de amigas no era líder, pero no dejaba de ser agradable en su trato personal.
Su sonrisa daba el broche de oro a esa mirada tierna y dulce, llena de pureza e inocencia, que transmitía paz y luz a los demás.
Lo que oía y observaba, lo meditaba para irle dando un verdadero sentido, en una escala de valores de acuerdo a la verdad.
Era un trabajo interno e intenso, como ir labrando una escultura con mucho cuidado, era ir formando su
“Yo Perfecto”.
Ella se preguntaba:
¿Quién soy yo respecto a la verdad?
¿ Qué quiere la verdad que yo sea ?
¿ Qué quiere que haga ?
Con su inteligencia analizaba sus sentimientos, sus vivencias, ideales, errores, cualidades y habilidades.
Tenía un carisma especial para ir descubriendo dentro de sí, esa fuente de vida que la ayudaba a ser cada día más y mejor.
Con Fe en Dios trabajaba con su inteligencia todas estas cosas.
Muchas veces notaba que se le quedaban mirando, cuando sin darse cuenta, se había quedado con la mirada pensativa en algún punto que la hacía reflexionar.
El tiempo pasó y sus padres veían en ella, sencillamente una hija tranquila y con frecuencia distraída, pero no les causaba ningún problema, porque era obediente, cariñosa y servicial.
Cuando creció, las circunstancias la fueron separando de sus amigas, cada una siguió su profesión y destino de la vida.
Conforme pasaba el tiempo, cada una de ellas iba dando a conocer con su vida lo que guardaba en su interior.
Algunas de sus amigas se habían casado, unas vivían bien y con hijos, no faltó quien tuviera un hijo en unión libre, quien se divorciara y hasta quien estuviera hundida en algún vicio.
Esta mujer era bonita y buscada por algunos pretendientes, pero fue difícil encontrar al que buscaba para padre de sus hijos.
ya no había muchachos que ella los considerara como buenos prospectos, para escoger uno, para padre de sus hijos.
Tuvo que rechazar algunas proposiciones y no se dejaba llevar por la soledad, que a veces la carcomía en su interior para casarse con cualquiera.
Esperó con paciencia y con esperanza, hasta que fuera posible este deseo.
Si este ideal no llegaba, lo mejor era hacer la voluntad de su Creador.
Su vida personal la vivía con convicción, sabía que tenía que escoger bien a su pareja para decidirse por él, para toda la vida, pese a las dificultades que se atravesaran.
Al fin llegó a quien esperaba, se casaron ante Dios y tuvieron algunos hijos.
Los supieron educar con amor, sacrificio y sabiduría, en la escala de valores, que dependía de la verdad.
Gracias al esfuerzo de los dos, pudieron contemplar en sus hijos la mirada inocente que transmitía paz, luz y felicidad, para todos los que los rodeaban.
Esta familia pobre, era capaz de guardar y transmitir un gran tesoro, que todos llevaban en el corazón y que valía más que todas las riquezas del mundo, porque les traía verdadera felicidad y unidad, por el hecho de vivir con Fe en Dios de acuerdo a la verdad y haciendo su voluntad …
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