SÍGUEME
Sus ojos me miraron y yo los miré, su mirada penetrante parecía que leía mi mente y mi corazón, un sentimiento de paz invadió mi sentimiento, al ver su semblante lleno de amor.
Una mirada compasiva, transparente y llena de buena voluntad.
Me conoce más de lo que me conozco a mí mismo, sabe mi pasado, mi presente y hasta lo que va a ser de mi futuro, tiene la verdad en su mano, pues Él me creó, nada se le escapa y con una sonrisa me llama por mi nombre y me dice SÍGUEME.
En Ese momento tengo sentimientos encontrados, por una parte, me saltan temores para seguirlo.
Tengo que dejarlo todo, mis riquezas, mis amigos, mis familiares, etc…
Por otra parte, me llena de alegría y entusiasmo que soy escogido para un proyecto de vida eterna.
Mi futuro se topa con el vértice que oscila entre lo que yo quiero y lo que Él quiere de mí.
No sé si seguir mi rutina de vida o hacer un giro de 180 grados.
¿ Qué haré ?
¡ TODO DEPENDE DE Mí ! Una decisión que afectará toda mi vida, una buena decisión o una mala decisión, repercutirá para siempre.
¿ A que estoy dispuesto ?
¿ Quién quiero ser ?
¿Esclavo de mi miope visión de vida o libre de volar como un papalote a las alturas que mi maestro me lleve?
La decisión no tiene que demorar, pues cada día que pase, solo confirmaría la inclinación a seguir como diario vivo.
¿ Cuál será la mejor decisión ?
Ante tal indecisión, trato de hacer lo mejor, volteo al cielo y le digo a mi creador, ilumíname para dar la mejor decisión.
No tarda en llegar la luz a mi mente y a mi corazón en esa voz interna que llega con fuerza a mi consciente “ TE ESTOY ESPERANDO, SÍGUEME “.
Es como arrancarme una costra para curar la infección de mi corazón, apegado a tantas cosas de este mundo, a tantos malos hábitos, a tantas actitudes inadecuadas para abrazar a mi prójimo con el corazón y ver por su bien, por su redención y restablecimiento en el amor del cual salió y hoy es partícipe de la vida.
Por fin me decido y digo un
“ SÍ “ para siempre.
No sé lo que me espera, estoy ciego ante un futuro prometedor.
Voy pasando por muy duros momentos, a veces de soledad, otros de dolor y muchos de satisfacción y alegría.
Cada paso fortalece mi fe en Él, pues veo los frutos que da la fe, la confianza, la obediencia y la constancia en el amor.
Mi pasado lo comparo con este momento donde me encuentro de pie, sonrío, alzo mis brazos y del corazón me sale un grito de agradecimiento:
¡GRACIAS Dios mío por haberme llamado a seguirte, estoy muy contento y satisfecho con la decisión que tomé, GRACIAS, MUCHAS GRACIAS ¡¡¡
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